Nací y crecí en El Salvador, Centro América. Las circunstancias de la vida me trajeron a los Estados Unidos a muy temprana edad. A los 6 años, el destino quiso separarme de mi madre y fui a vivir con mi padre y su esposa. Mi infancia fue un desafío, pero ahora veo que la vida simplemente me estaba preparando para los años venideros...

En mi adolescencia las cosas no mejoraron ya que vivía una situación difícil con mi padre. Un día decidí ponerle fin a las "cosas difíciles" escapándome de casa. En busca de una vida mejor, terminé atrapada en una relación violenta.  Poco después quedé embarazada de mi único hijo pero la violencia no cesó, y viví así por varios años. Cuando encontré el coraje de huir, creyendo que podría comenzar de nuevo, me arrebataron a mi hijo y no tuve contacto con el durante más de diez años. Afortunadamente, pude volver a conectar y vivir con mi hijo nuevamente después de muchos años. 

Pasaron los años, me casé con alguien que parecía genuino, pero faltaba algo. Ambos nos dimos cuenta de que no estábamos hechos el uno para el otro, así que nos divorciamos. Perdimos casi dos décadas esperando que la relación "mejorase con el tiempo." El divorcio fue difícil, pero al final fue la mejor decisión para los dos. En todas estas circunstancias, estaba segura de que la lluvia se detendría en algún momento, y que pronto vería el arcoíris.  Siempre pensé "Todo pasa por una razón.”